Pasión Violeta
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Pasión VioletaConectarse

descriptionentrevista en marca.com a du plessis Emptyentrevista en marca.com a du plessis

more_horiz

Perfil Marca
Du Plessis, el capitán del equipo del 'apartheid'

Didac Piferrer. Barcelona 16/11/12

Du Plessis desempeñó un rol fundamental en la identificación de un país con una selección, la sudafricana de rugby, estigmatizada hasta 1995 por la ausencia de jugadores negros. Dotado de un don de gentes, asumió todas las presiones sobre ese equipo desde su condición de mánager general.

Él como nadie había entendido la necesidad de acabar con la desigualdad. Había debutado con los 'Springboks' en 1971, luego fue capitán desde 1975, y en diez años sólo jugó 22 partidos internacionales. "¿Si hubiera preferido ganar la Copa del Mundo de 1995 como jugador? Hubiera sido increíble, pero también lo fue como mánager. Todos éramos parte de eso: un equipo, un país".

La imagen de un país
Como capitán, con un balance de 13 victorias y dos derrotas, y como mánager, Du Plessis encarnó la fuerza del deporte para derribar barreras.


http://www.marca.com/2012/11/16/mas_deportes/rugby/1353079975.html

descriptionentrevista en marca.com a du plessis EmptyRe: entrevista en marca.com a du plessis

more_horiz

NTREVISTA MARCA
Morné du Plessis: "Este mundo necesita muchos Mandelas"

El mánager de la Sudáfrica que ganó la Copa del Mundo en 1995 recuerda su experiencia en aquel campeonato junto al histórico dirigente · Du Plessis cree que la final ante los 'All Blacks' fue el mejor ejemplo de que el deporte puede cambiar el mundo

Didac Piferrer. Barcelona 16/11/12

Nelson Mandela utilizó la Copa del Mundo de rugby de 1995 para universalizar el cambio en Sudáfrica. El político, ahora con una salud delicada, puso fin a las tensiones raciales fruto del 'apartheid' gracias a este deporte, con el que supo unir uno de los países más divididos del mundo.

Morné du Plessis, mánager del equipo que derrotó a los 'All Blacks' en aquella final, explica emocionado a MARCA su experiencia con Mandela -incluso canta el popular 'Shosholoza' durante la entrevista- y reclama sus valores para la actualidad. Miembro de la Fundación Laureus, el gran Du Plessis cree que ese partido fue el mejor ejemplo de que el deporte puede cambiar el mundo.

No le preguntaré por la película 'Invictus'.
El libro de John Carlin ('Playing with the enemy', traducido en España como 'El factor humano') refleja fielmente lo que pasó. La película de Clint Eastwood, ya no tanto. La primera vez no me gustó, pero después me fijé sólo en la historia y mantiene la esencia, aunque se permite muchas licencias. La habré visto unas tres o cuatro veces.

¿Qué pasó entonces? El guión de Mandela fue perfecto. Y Sudáfrica ganó 15-12.
Su objetivo, sí. Parece que Nelson Mandela lo tenía todo planeado, que había diseñado una estrategia para cambiar Sudáfrica. Pero fue mucho más espontáneo. Tuvo el impulso de hacerlo, porque lo creía necesario, y lo hizo. ¡Resultó un golpe maestro! Y la final fue la mejor prueba de ello.

Apuesto a que, aunque ya no era el capitán de los ‘Springboks’, se emocionó como nunca.
Mucho, fue increíble. El día de la final, con unas 60.000 personas en el estadio, casi todos blancos, escuchamos los himnos y después el público empezó a gritar '¡Nelson, Nelson!' Antes de eso, toda esa gente nunca había coreado su nombre. Sean Fitzpatrick, miembro de los All Blacks [la selección de rugby de Nueva Zelanda] me ha reconocido que cuando vieron ese ambiente supieron que era imposible que ganaran. Es la mejor muestra de que el deporte puede cambiar el mundo.

¿Sin Mandela hubiera sido posible?
El mundo necesita muchos Mandelas. Todos le aceptaron como un líder de unión y hay muy pocos en todo el planeta capaces de conseguir esto. Los políticos tienen que ser, muchas veces, enemigos. Pero Mandela se elevaba por encima de eso, es una figura similar a Ghandi o al Dalai Lama. En un encuentro de los Laureus en 2010, con gran cantidad de leyendas vivas como Mark Spitz, Sugar Ray o Edwin Moses, apareció Mandela. De repente, todas aquellas personas eran más pequeñas.

¿Le ha visto últimamente? Su salud parece delicada.
Ahora no ve a mucha gente. Recuerdo cuando nos vimos 10 años después de la Copa del Mundo de 1995. Había mucha gente ahí pero a mí, quizá por ser más alto, me vio desde lejos. Vino hacia mí y me saludó muy efusivamente. Me preguntó si le recordaba. ¡Él a mí! No me lo podía creer.

Usted también tuvo mucho que ver. Concienció al equipo como nadie en tiempo récord.
Lo que aprendimos fue fácil porque la gente lo hizo fácil. En seis meses todo el equipo debía asumir que no representábamos sólo a los blancos, sino a todos. Teníamos que creer en ello, la gente lo pedía. Conseguimos guardar el dolor del pasado y hubo un cambio de mentalidad.

¿Qué episodios fueron claves en este proceso?
Hubo muchos, pero dos de ellos fueron muy importantes. Aprender el himno negro ('Nkosi Sikelele') nos marcó a todos. Pero también la visita del equipo a la prisión de Nelson Mandela, al que siempre habíamos visto feliz y con una sonrisa en la cara en encuentros y entrenamientos, en Robben Island.

El preso 46.664.
La celda medía 2,5 x 2,1 metros y ahí pasó 18 de los 27 años que estuvo encarcelado. Recuerdo perfectamente las caras del equipo. ¡Y además lo habíamos provocado nosotros! James Small, encargado de frenar al gigante neozelandés Lomu en la final, estaba llorando. Estuvimos sólo una hora ahí y nos imaginamos lo que debería suponer estar tanto y tanto tiempo encerrado.

¿Debería el deporte actual aprender de estas historias?
Hoy en día parece muy complicado encontrar un equilibrio entre los valores y el negocio. Es difícil cuando hay profesionales con sueldos exageradamente millonarios. Tienes presión por los éxitos porque a más éxitos, más dinero. Ahora hay apuestas deportivas, marketing, dopaje... creo que tenemos que reexplicar los valores. En este mundo las cosas se mezclan. Como todo el mundo lo hace parece que es lo normal. Y cuando se acepta, pues ya parece aceptable.

No todo será malo.
Yo creo que el deporte puede seguir aportando muchos aspectos positivos. El espíritu de equipo, la disciplina, el juego limpio... Puede ser una plataforma para transmitir estos valores a la sociedad. Sin esto es como si el individuo estuviera incompleto, no crece. No le estamos haciendo ningún favor al deporte convirtiéndolo en negocio.

¿Y el racismo en los estadios? ¿Ya está olvidado?
Creo que el racismo ya no está arraigado en el deporte, se queda fuera de los estadios. En Sudáfrica estamos muy sensibilizados. Venimos de un lugar muy, muy oscuro y, cuando ves lo peor, ya no quieres volver nunca más. Los insultos racistas en la actualidad no creo que sean tan viscerales. Es una forma de apoyar a tu equipo o de atacar al contrario, no creo que esté metido en la sangre.

Una curiosidad. ¿A qué hora se despertó tras ganar la final?
¿La verdad? No dormí nada.


http://www.marca.com/2012/11/16/mas_deportes/rugby/1353079546.html
privacy_tip Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
power_settings_newConéctate para responder