"Nuestros éxitos se valoran menos"

El mundo deportivo reunió a nueve representantes del deporte femenino español para debatir una realidad difícil, llena de carencias y situaciones de desigualdad.

Después de un 2008 repleto de éxitos, parece una frivolidad buscar las carencias de un deporte español en auge. Y sin embargo resulta evidente que éste sigue suspendiendo en lo relativo a la incorporación y plena inserción de la mujer en su tejido social. Prueba de ello es que nueve mujeres, todas ellas vinculadas de alguna manera al deporte de elite, no sólo compartieron mesa, sino también preocupaciones durante una comida organizada por MD para tratar este asunto.

Carme Lluveras (mánager del Ros Casares de basket); Betty Cebrián (ex internacional de basket y miembro FEB); Anna Tarrés (entrenadora del equipo español de natación sincronizada), la atleta María Vasco y su representante Carme Muñoz, la nadadora Mireia Belmonte, las internacionales de hockey hierba Núria Camon y Esther Termens y la doctora Assumpta Estruch coincidieron en destacar la situación de desigualdad que aún hoy en día vive el deporte femenino español y plantearon sus recetas para superar esta situación. El debate arrancó con la constatación de una cruda realidad por parte de Anna Tarrés y Carme Lluveras: “Se valoran menos los éxitos, las medallas de las mujeres”, una opinión que todas corroboraron. “Algunos chicos con los que entreno me han dicho que es más fácil ganar una medalla para las chicas”, explicaba Mireia Belmonte. “Hay que acabar con el tópico de que es más asequible la medalla porque hay menos mujeres que practiquen deporte”, añadía Tarrés.

En cualquier caso, lo que está claro es que el deporte femenino no goza aún de la misma consideración que el masculino. Aseguran que la prensa apenas les presta atención, a lo que Carme Lluveras apostilla que “la televisión pública tiene la obligación de promocionar el deporte femenino”, y denuncian que “los peores formadores son los que van a parar a veces a las mujeres, no tenemos buenos técnicos”, comenta Lluveras, mientras las jugadores de hockey asienten con la cabeza.

Un camino complicado

La conversación acaba derivando hacia el debate sobre el acceso de la mujer a los puestos técnicos en clubs y equipos. Todas ellas repasaron sus respectivas disciplinas deportivas para constatar que apenas existen entrenadoras o presidentas. “En atletismo, sólo recuerdo una, la que entrena a Jackson Quiñónez”, asegura María Vasco, aunque difieren entre ellas sobre las causas. “Las mujeres hemos de cambiar”, opina Lluveras, que señala que “hay que prepararse”.

Otro juicio común: las dificultades a las que debe hacer frente una mujer a la hora de acceder a puestos de responsabilidad en el deporte. Para Betty Cebrián, una de las soluciones sería la tan traída 'politica de paridad'. Pese a que no es partidaria de la discriminación positiva, la ex jugadora de basket considera que “es necesario establecer una cuota, un porcentaje de puestos destinados a las mujeres” como una vía para garantizar su incorporación en el tejido social del deporte. “Nos lo ponen muy difícil”, incide. También hay 'autocrítica' hacia el sector femenino. Tarrés cree que “faltan mujeres con iniciativa”. Y es que, como se destaca durante la comida, gran parte de la repercusión que genera el equipo español de natación sincronizada llega gracias a la iniciativa de sus integrantes.

La mujer deportista no sólo debe encargarse de competir y lograr buenos resultados, sino que además es importante que sepa venderse. Por ello, y pese a que para ellas no es la situación soñada, están de acuerdo en 'usar' su físico como medio de atracción. Así, por un lado, Betty Cebrián considera que “no está mal recurrir a una imagen femenina y sexy para atraer”, y Mireia Belmonte destaca la importancia de aprovechar los pocos minutos de los que disponen en pantalla para llamar la atención.

Carme Lluveras trataba de explicarse la escasa atención que despierta el deporte femenino respecto al masculino en los medios y aficionados. “Su ventaja física les hace más espectaculares. Técnicamente, los hombres y las mujeres pueden ser igual de buenos, pero físicamente no hay color”, una opinión que secunda Betty Cebrián, que recuerda que en ocasiones jugó contra equipos masculinos de categorías inferiores como entrenamiento y éstos se acababan imponiendo por físico. Y es precisamente ese físico, según Lluveras, “el que crea espectáculo y eso es lo que prima”, y pone un ejemplo: “En basket, a la gente le gusta ver mates, por ejemplo, y eso sólo lo ven en los partidos de chicos”. Pero es que la mánager del Ros Casares lo tiene muy claro. “El problema es que las mujeres no generamos nada”